No hay pocas personas preocupadas o sorprendidas por mi pérdida de peso. De un día para otro, que toca exagerar, he perdido dos tallas de pantalón. Siendo realistas, entre unas rebajas de enero y otras.

Las madres son personas alarmistas y la mía no iba a ser menos, así que anda convenciéndome de «a ver qué te pasa» y de que vaya a hacerme una analítica. Otras personas menos sobreprotectoras me comentan nada más verme lo delgado que me estoy quedando. Parece ser que se me nota en la cara también.

 Yo, por supuesto, tengo mis propias hipótesis de las razones de mi pérdida de volumen de la cintura hacia abajo. Y eso hace que no esté especialmente preocupado. En realidad, he vuelto a las tallas de pantalón de hace unos cuatro o cinco años, nada más.

La putada. La jodienda es que ahora mismo casi ningún pantalón me sienta bien. Me sobran por todos lados, especialmente las zonas «pierna y culo». Y ahora les ha dado a los diseñadores por hacer unos pantalones raros muy cerrados de pierna que, si me los compro, en dos meses me apretarán bastante; por no hablar de que llevo rodillera derecha…

Sé que muchos, o más bien muchas me consideraréis afortunado. A mí no me lo parece tanto, pero… A ver si me vuelvo a rellenar un poco y no tengo que comprar un montón de pantalones.

En cuanto a las posibles causas, podemos hacer un «juego«, en lugar de deciros las hipótesis que estoy barajando, prefiero que apuntéis quienes lo estéis leyendo las vuestras propias. Por mi parte, añadiré mis «sospechas» dentro de una semana. Así que, daos prisa, tenéis sólo siete días.

Abrazos.