Tengo un amigo. Quizá sean dos o tres. Tengo varios amigos, pero esto no va de Matemáticas ni de numeración y en realidad quería hablar de uno de ellos.
Tengo un amigo que trabaja como abogado. Un trabajo, este de abogado, casi como otro cualquiera.
Tengo un amigo abogado que dice que es heavy. Y muchos lo tienen por heavy. Yo sigo opinando que es punky, pero eso debería explicarlo en otro artículo y nada tiene que ver con la música.
A mi amigo abogado que parece heavy lo llamé el otro día «el abogado indie«. ¿Para molestar? No, no solo para molestar; ya me conocéis.
A mi amigo abogado que parece heavy se le ocurrió venir conmigo al DCODE (nada menos que por segunda vez) y el corazón ha empezado a latirle a otro ritmo. Ya venía apuntando maneras, pero que afirme que va a escuchar (en alguna de esas plataformas que no necesitan que las nombre) la discografía completa de Miss Cafeína, pasa de castaño a oscuro.
El caso es que mi amigo, como cada uno de nosotros, no es blanco o negro (o azul o rojo, como pretenden algunos), si no que es una persona y, como persona, rico en matices: algo más elaborado, diríamos.
Lleva años escuchando música (mucha). Comenzó, como tantos, con la música que había en su casa, que insertaba su familia en el lector de cassetes del coche cuando salían de excursión o viaje, con aquella que sonaba en la radio… Y empezó a elegir por sí mismo: Bowie, Héroes del silencio, Judas Priest, etc. Cada vez se fue acercando a ritmos más duros y, como además, frecuenta un bar en que se escucha música heavy, pues… matemáticas básicas (aquí sí): uno más uno, dos. Conclusión: se tiene, lo tenemos por heavy.
Sin embargo, el abogado es mucho más. Ahora, porque yo quiero, es indie. Escucha Vetusta Morla y se apunta a sus conciertos; escucha a Miss Cafeína, como ya expliqué, le gustan Iván Ferreiro e Izal (el grupo, que yo sepa) y acabará bebiendo las aguas por Viva Suecia o la Casa Azul, ¿quién sabe?
No obstante, seguirá accediendo entre humos al pub heavy habitual, saludará como un tipo duro y cantará o vitoreará los himnos heavies que suenen. Y la gente dirá que es heavy, pero… Pero él y yo y cada vez más gente, sabe y sabemos que su corazón late con más de un ritmo. Por eso yo, desde ahora y hasta que se me pase, lo llamo y llamaré el abogado indie. ¡Fuera secretos!
Y saltanto a temas más «serios» o banales (según quien lea) quiero hacer un símil social. Ni «mi abogado» era heavy, ni ahora es indie. Ni porque mi vecina sea amante de los animales deja de ser omnívora (comedora también de carne), aunque ahora parezca ser una contradicción. Sin embargo, nuestros partidos políticos se empeñan en volver al blanco y negro (u otras opciones ya comentadas) cuando hablan de sus votantes y, por ende, cuando tratan de alimentar o patrocinar unas políticas u otras. No, señores, no somos tan simples. Lee el resto de esta entrada »
Y vosotros añadís…